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jueves, 6 de noviembre de 2014




COP20: Financiamiento para el desarrollo vs Cambio Climático

  

Por Alfredo Boada Mola*

COP20 Paris 2015

La Habana (PL) Con el denominador común de que el cambio climático afectará la estabilidad, el bienestar y la vida en la Tierra, la humanidad entera buscará un nuevo acuerdo climático en Paris 2015, a entrar en vigor en el 2020.

Como parte del demorado proceso de negociaciones para adoptar las medidas necesarias ante el calentamiento planetario, debido al efecto invernadero de los gases contaminantes emitidos irracionalmente a la atmósfera, tendrá lugar en diciembre en Lima, Perú, la vigésima Conferencia de las Partes (COP20) de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático.

Ese encuentro prevé avanzar en la elaboración del borrador del referido acuerdo, pues desde 2012 venció el Protocolo de Kioto, adoptado en 1997 con objeto de reducir las emisiones de seis importantes gases de efecto invernadero, y prorrogado hasta 2020, pese al retiro de algunos países y la no ratificación por Estados Unidos, el mayor contaminante mundial.

Entre las estrategias de respuesta que se plantean en todo el mundo frente al cambio climático y otros grandes retos globales, numerosos especialistas estiman que una de las grandes asignaturas pendientes tiene que ver con el financiamiento para el desarrollo sostenible.

En opinión de muchos estudiosos, para que un nuevo convenio sobre cambio climático sea efectivo deberá contemplarse que los países en desarrollo reciban un financiamiento adecuado de las naciones desarrolladas para mitigar la emisión de gases de efecto invernadero, pero sin que se perjudique su desarrollo.

En diálogo con Prensa Latina, Ramón Pichs, del Centro de Investigaciones de la Economía Mundial, dijo que si bien en el mundo se han identificado gran cantidad de requerimientos y demandas de recursos, sobre todo en los países de menor desarrollo, para enfrentar el cambio climático, desafortunadamente hay una gran brecha entre esas necesidades y los recursos desembolsados con ese fin.

Es decir, acotó el académico, los recursos que deben aportar los países industrializados a aquellos en desarrollo para hacer frente a este enorme desafío mundial.

Ello ha quedado demostrado, añadió el investigador, en las distintas discusiones y negociaciones internacionales, como las relativas a la Convención Marco de la ONU sobre el cambio climático y el Protocolo de Kioto.

En esas instancias, criticó, hasta ahora los recursos que han sido puestos sobre la mesa y desembolsados son extremadamente limitados y muchas veces se trata de recursos reciclados de otros fines.

Los temas financiero y tecnológico, señaló el experto, requieren de una voluntad política por parte de los principales países responsables históricos de este problema del cambio climático y el deterioro ambiental, para avanzar o lograr progresos sustanciales, sobre todo en lo que es la instrumentación de muchas estrategias en los países de menor desarrollo.

Como contraparte a este panorama, hay un amplio marco para la cooperación sur-sur, y de hecho, comentó, Cuba está considerada como una abanderada de la colaboración con otros países de menor desarrollo, en particular en lo referente a la creación de capacidades para hacer frente al cambio climático, en términos de investigación y capacitación de especialistas.

Cuba, abundó el académico, apoya a muchas naciones del Tercer Mundo en el fortalecimiento de sus potencialidades en educación y salud, y todo eso redunda al final en un mejoramiento de la capacidad de respuesta ante los efectos adversos del cambio climático y en una mayor adaptación.

Ello radica en que se trataría de sociedades más educadas y mejor pertrechadas desde el punto de vista de la salud pública para enfrentar estos retos, que no son solo ambientales sino, ante todo, desafíos para el desarrollo.

El país caribeño ha mantenido siempre una posición de plena correspondencia con los puntos de vista de los países subdesarrollados en los debates sobre el clima mundial, aseveró el especialista.

Sobre todo en la identificación de que los grandes responsables históricos de este problema global, ambiental y también del desarrollo, son los países altamente industrializados, a partir de los problemas ocasionados por sus irracionales patrones de producción y consumo.

Para Cuba, acotó, el tema de la equidad es fundamental y el acuerdo que se alcance para el año 2015 debe ser realmente justo y equitativo, y un progreso en ese sentido pasa porque se tenga en cuenta la naturaleza a largo plazo del cambio climático como un asunto global.

El necesario financiamiento y la transferencia de tecnología, en términos favorables para los países en desarrollo, son dos de los grandes criterios que la mayor de las Antillas y el resto de los países subdesarrollados defienden con mucha fuerza en los foros internacionales.

Cuba, resaltó, defiende la idea de que las soluciones a los problemas del cambio climático no se deben dar en un escenario vacío, sino en el contexto del desarrollo, y en la medida en que se contribuya a solucionar las grandes brechas y deudas sociales que tiene el mundo, también se estará en mejores condiciones para responder al cambio climático.

Periodista de la Redacción de Ciencia y Técnica de Prensa Latina.

Em/abm






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