COP20: Financiamiento
para el desarrollo vs Cambio Climático
Por Alfredo Boada
Mola*
La Habana (PL) Con el denominador común de que el cambio climático
afectará la estabilidad, el bienestar y la vida en la Tierra, la humanidad
entera buscará un nuevo acuerdo climático en Paris 2015, a entrar en vigor en
el 2020.
Como parte del demorado proceso de negociaciones para adoptar las
medidas necesarias ante el calentamiento planetario, debido al efecto
invernadero de los gases contaminantes emitidos irracionalmente a la atmósfera,
tendrá lugar en diciembre en Lima, Perú, la vigésima Conferencia de las Partes
(COP20) de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio
Climático.
Ese encuentro prevé avanzar en la elaboración del borrador del referido
acuerdo, pues desde 2012 venció el Protocolo de Kioto, adoptado en 1997 con
objeto de reducir las emisiones de seis importantes gases de efecto
invernadero, y prorrogado hasta 2020, pese al retiro de algunos países y la no
ratificación por Estados Unidos, el mayor contaminante mundial.
Entre las estrategias de respuesta que se plantean en todo el mundo frente al
cambio climático y otros grandes retos globales, numerosos especialistas
estiman que una de las grandes asignaturas pendientes tiene que ver con el
financiamiento para el desarrollo sostenible.
En opinión de muchos estudiosos, para que un nuevo convenio sobre cambio
climático sea efectivo deberá contemplarse que los países en desarrollo reciban
un financiamiento adecuado de las naciones desarrolladas para mitigar la
emisión de gases de efecto invernadero, pero sin que se perjudique su
desarrollo.
En diálogo con Prensa Latina, Ramón Pichs, del Centro de Investigaciones de la
Economía Mundial, dijo que si bien en el mundo se han identificado gran
cantidad de requerimientos y demandas de recursos, sobre todo en los países de
menor desarrollo, para enfrentar el cambio climático, desafortunadamente hay
una gran brecha entre esas necesidades y los recursos desembolsados con ese
fin.
Es decir, acotó el académico, los recursos que deben aportar los países
industrializados a aquellos en desarrollo para hacer frente a este enorme
desafío mundial.
Ello ha quedado demostrado, añadió el investigador, en las distintas
discusiones y negociaciones internacionales, como las relativas a la Convención
Marco de la ONU sobre el cambio climático y el Protocolo de Kioto.
En esas instancias, criticó, hasta ahora los recursos que han sido puestos
sobre la mesa y desembolsados son extremadamente limitados y muchas veces se
trata de recursos reciclados de otros fines.
Los temas financiero y tecnológico, señaló el experto, requieren de una
voluntad política por parte de los principales países responsables históricos
de este problema del cambio climático y el deterioro ambiental, para avanzar o
lograr progresos sustanciales, sobre todo en lo que es la instrumentación de
muchas estrategias en los países de menor desarrollo.
Como contraparte a este panorama, hay un amplio marco para la cooperación
sur-sur, y de hecho, comentó, Cuba está considerada como una abanderada de la
colaboración con otros países de menor desarrollo, en particular en lo
referente a la creación de capacidades para hacer frente al cambio climático,
en términos de investigación y capacitación de especialistas.
Cuba, abundó el académico, apoya a muchas naciones del Tercer Mundo en el
fortalecimiento de sus potencialidades en educación y salud, y todo eso redunda
al final en un mejoramiento de la capacidad de respuesta ante los efectos
adversos del cambio climático y en una mayor adaptación.
Ello radica en que se trataría de sociedades más educadas y mejor pertrechadas
desde el punto de vista de la salud pública para enfrentar estos retos, que no
son solo ambientales sino, ante todo, desafíos para el desarrollo.
El país caribeño ha mantenido siempre una posición de plena correspondencia con
los puntos de vista de los países subdesarrollados en los debates sobre el
clima mundial, aseveró el especialista.
Sobre todo en la identificación de que los grandes responsables históricos de
este problema global, ambiental y también del desarrollo, son los países
altamente industrializados, a partir de los problemas ocasionados por sus
irracionales patrones de producción y consumo.
Para Cuba, acotó, el tema de la equidad es fundamental y el acuerdo que se
alcance para el año 2015 debe ser realmente justo y equitativo, y un progreso
en ese sentido pasa porque se tenga en cuenta la naturaleza a largo plazo del
cambio climático como un asunto global.
El necesario financiamiento y la transferencia de tecnología, en términos
favorables para los países en desarrollo, son dos de los grandes criterios que
la mayor de las Antillas y el resto de los países subdesarrollados defienden
con mucha fuerza en los foros internacionales.
Cuba, resaltó, defiende la idea de que las soluciones a los problemas del
cambio climático no se deben dar en un escenario vacío, sino en el contexto del
desarrollo, y en la medida en que se contribuya a solucionar las grandes
brechas y deudas sociales que tiene el mundo, también se estará en mejores condiciones
para responder al cambio climático.
Periodista de la Redacción de Ciencia y Técnica de Prensa Latina.
Em/abm
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